El 22 de diciembre de 1997, en el paraje de Acteal, municipio de Chenalhó, un grupo paramilitar de la región de perfil priísta, perpetró la masacre de 45 miembros del grupo civil Las Abejas, y a 27 años de ese crimen nadie está preso, todos los presuntos implicados, más de 88 personas, fueron liberados por fallas al debido proceso.
Con cantos y oraciones, este domingo muy temprano, los hombres, mujeres y niños, perdieron velas en el Santuario de Acteal, donde están las tumbas de los 45 muertos, la mayoría mujeres y niños que no pudieron huir en aquella barranca en la que fueron alcanzados y masacrados, otros más fallecieron rezando en la ermita, donde creyeron se salvarían de ser asesinados.
Por Isaín Mandujano
Acteal, Chiapas, 23 de diciembre (ChiapasParalelo).– A 22 años de la masacre de Acteal, donde 45 hombres, mujeres y niños perdieron la vida a machetazos y balazos, hoy sus familiares y sobrevivientes, rezaron y exigieron justicia, pues el crimen ha quedado en la impunidad. Y que no quieren la “solución amistosa” ofrecida.
Los zapatistas urgieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) dicte ya su informe de la queja que tienen ante ese organismo internacional, pues no esperan justicia de este Gobierno de la Cuarta Transformación, donde la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, como Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), votó a favor de liberar a todos los implicados en la masacre.
El 22 de diciembre de 1997, en el paraje de Acteal, municipio de Chenalhó, un grupo paramilitar de la región de perfil priísta, perpetró la masacre de 45 miembros del grupo civil Las Abejas, y a 27 años de ese crimen nadie está preso, todos los presuntos implicados, más de 88 personas, fueron liberados por fallas al debido proceso.
Con cantos y oraciones, este domingo muy temprano, los hombres, mujeres y niños, perdieron velas en el Santuario de Acteal, donde están las tumbas de los 45 muertos, la mayoría mujeres y niños que no pudieron huir en aquella barranca en la que fueron alcanzados y masacrados, otros más fallecieron rezando en la ermita, donde creyeron se salvarían de ser asesinados.
Los sobrevivientes recordaron que en ese santuario, donde ahora descansan sus 45 muertos era un campamento civil en el que se encontraban viviendo decenas de integrantes de nuestra Organización Las Abejas de Acteal, que habían huido de sus comunidades por la violencia implementada por el Estado mexicano en su guerra contrainsurgente, a través del Plan de Campaña Chiapas ’94, durante el mandato presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Denunciaron que la masacre fue planeada desde la Presidencia de la República y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para acabar con los zapatistas y otras organizaciones y comunidades que denunciaban las políticas corruptas y de despojo de los malos gobiernos.
“La masacre cometida aquí en Acteal, no la hemos denunciado ni una, ni dos o tres veces; llevamos 22 años denunciando públicamente y sin descanso, que estuvo planeada por el Gobierno. No existe duda, es un crimen de Estado. Los gobiernos priistas y panistas han encubierto este crimen, protegiendo a los autores materiales e intelectuales, tratando de ocultar la verdad. Hasta hoy, estos gobiernos criminales no han aceptado su responsabilidad en la planeación, gestión y encubrimiento de su plan y, por ello, continúan con la violencia”, indicaron.
Y que lo que sí han hecho en estos 22 años es alimentar la impunidad y crear estrategias de desgaste en el tejido comunitario. Y la división de los sobrevivientes de la Masacre de Acteal fue su objetivo para no investigar de manera seria a los responsables. Y el Estado mexicano pretende así, dejar en el olvido su crimen.
Indicaron que la mal llamada Suprema Corte de Justicia de la Nación profundizó la impunidad, al liberar a los paramilitares presos y no dar a conocer la verdad, a pesar de que varios de ellos habían confesado haber participado en la masacre.
“Si una de las ministras que votaron a favor de la liberación de los paramilitares es la actual Secretaria de Gobernación de Andrés Manuel López Obrador, Olga Sánchez Cordero, y ¿qué podemos esperar de la administración actual?”, dijeron Las Abejas de Acteal al recordar a sus muertos.
Señalaron que 10 años después de la masacre de Acteal, el Estado mexicano y sus intelectuales planearon la liberación de sus ayudantes paramilitares, los autores materiales de la masacre.
Para ello crearon un comité al que denominaron "Comité de Familias y Amigos de los Inocentes Presos por el Caso Acteal", coordinado por Manuel Ansaldo Meneses y Arturo Farela (un pastor evangélico).
A ellos se unieron abogados y estudiantes de leyes del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE), así como Hector Aguilar Camín y Hugo Erick Flores Cervantes, quienes se encargaron de propagar el mito de la supuesta inocencia de los paramilitares presos. Flores es nada menos que el actual Delegado Federal de los programas de López Obrador en el estado de Morelos, y por ello, el principal promotor de la imposición del proyecto extractivista allá.
Los paramilitares así liberados, lejos de ser castigados, han sido premiados por servir al Gobierno en su Plan de Campaña Chiapas ’94. Tal como hicieron los gobiernos priístas y perredistas del estado de Chiapas.
Tierras, viviendas, pensiones mensuales e impunidad a los paramilitares que les sirvieron en el Plan de Campaña Chiapas ’94, el actual Gobernador morenista de Chiapas, a través del Congreso del estado, acaba de otorgar 177.17 hectáreas de tierra a favor de 43 indígenas liberados por el caso Acteal.
“En cambio, para nuestros mártires y sus familiares, así como para los sobrevivientes de la masacre de Acteal, lo que nos ofrece el mal Gobierno es el olvido y la humillación. Algunos de estos sobrevivientes ya han fallecido, sin haber encontrado verdad y justicia; se quedaron esperando la salida del sol pero nunca vieron su luz, aunque no lograron callarlos ni tapar sus ojos con dinero”, indicaron.
“Ante la burla, el cinismo y la ignominia del Estado mexicano en el caso de la masacre de Acteal, reafirmamos con toda la fuerza de nuestra dignidad, por lo constatado una y otra vez en estos 22 años, que el sistema judicial, legislativo y ejecutivo mexicano están podridos y no tienen arreglo si siguen obedeciendo a los intereses de los ricos y no del pueblo”, dijeron Las Abejas.
Denunciaron que a 22 años del crimen de Estado cometido aquí, no hay voluntad política de crear estrategias para que hechos como el de Acteal jamás se repitan. Por el contrario, se sigue masacrando y hostigando a los pueblos y comunidades en resistencia, se tortura y desaparece a las y los luchadores sociales.
Por ejemplo, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa está en una completa impunidad; se asesinan a representantes y miembros del Congreso Nacional Indígena y del Concejo Indígena de Gobierno; se amenaza y asesina a defensoras y defensores de los derechos humanos y a periodistas; y no se castigan los feminicidios.
“Y lo decimos claro: los policías, los militares y la Guardia Nacional no protegen al pueblo. Sólo protegen a los paramilitares y al crimen organizado para alimentar el terror y poder matar impunemente a las y los que el mal Gobierno consideran peligrosos para sus proyectos de despojar a nuestros pueblos de sus territorios, como sucedió en el caso de nuestro compañero Samir Flores, defensor del agua y la tierra en Morelos, cobardemente asesinado”, agregaron Las Abejas.
“Nuestra Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal no aceptamos ni pedimos una solución amistosa por el Caso Acteal porque una reparación monetaria no siembra precedentes para que no se repitan estos hechos atroces. Al contrario, su objetivo es dividirnos y dejarnos humillados”, aclararon.
En el marco de la conmemoración de los 22 años de la masacre de Acteal, insistieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que dicte ya el informe de fondo del Caso 12.790 Manuel Sántiz Culebra y Otros (masacre de Acteal) para frenar la impunidad y el desgaste de los sobrevivientes y sus familiares, a quienes se les ha afectado gravemente su proyecto de vida.
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La masacre de Acteal fue anunciada por la violencia generalizada que existía en los territorios indígenas de Chiapas, como resultado de la estrategia contrainsurgente, misma que tiene sus repercusiones en los desplazamientos forzados recientes, en la Colonia Río Jordan, Chenalhó, y en los municipios de Chalchihuitán y Aldama, dijo Pedro Faro del Centro de Derechos humanos Fray Bartolomé de Las Casas.
Recordó que la masacre de Acteal fue consecuencia de la guerra contra los pueblos que se implementó a través del Plan de Campaña Chiapas 94’, de ahí la ocupación militar y paramilitar en las comunidades donde se generaron ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y desplazamientos forzados, entre otras graves violaciones a los derechos humanos, estas se cometieron de forma selectiva en las zonas Altos, Norte y Selva del estado de Chiapas.
Dijo que el objetivo de aquella trágica matanza era acabar con los indígenas en resistencia, específicamente en contra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quienes se han levantado para existir en esta larga noche donde persisten los pueblos originarios.
A 22 años de perpetrada la masacre en Acteal, catorce años de haberse presentada la petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a ocho años de su admisibilidad, las víctimas y sobrevivientes siguen denunciado al Gobierno mexicano como el responsable de este crimen de Estado y por esta inconmensurable impunidad.
“Los ataques a la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal (Las Abejas de Acteal) no han parado, han sido dirigidos para destruir su proyecto político autonómico y de paz. La estrategia del gobierno ésta encaminada a la cooptación política de las víctimas, utilizada para fortalecer su teoría discriminatoria respecto al origen de la masacre de Acteal, para tergiversar la verdad”, dice Pedro Faro.
Es por ello que a sus 27 años de lucha, Las Abejas de Acteal han dado testimonio del Lekil Kuxlejal (la buena vida). Congruentes en su andar diario, Acteal es un símbolo de resistencia. “Es Tierra Sagrada de los Mártires, Casa de la Memoria y la Esperanza”.
“Para nosotras desde el Frayba es un grande honor el de acompañarles; hombres y mujeres gigantes de dignidad, aquí en estas tierras la resistencia y la esperanza es semilla, nos invita a transitar por las veredas de la libertad, abre el pensamiento hacia un sistema diferente al del capitalista de muerte, es por ello que reafirmamos nuestro compromiso de caminar bajo el ritmo de su lucha que reivindica el peso de las palabras: Memoria, Verdad y Justicia”, dijo el defensor de derechos humanos.